lunes, 8 de diciembre de 2008

LOS HUMILLADEROS EN AVILA.


SANTO CRISTO DE LA LUZ.

El humilladero del Santo Cristo de la Luz consiste en una pequeña ermita gótica cuya construcción, sufragada por don Juan Núñez Dávila, data del año 1467.
Situado en la parte sureste de la plaza de San Ana, esta fabricado en granito y decorado por impostas de bolas –propias de aquellos años-, salvo el añadido cuerpo oeste, antaño de ladrillo, remodelado últimamente en anaranjada mampostería granítica.

En este reducido santuario se ubicó la “Real Cofradía de la Misericordia y del Santísimo Cristo de la Luz” creada durante el Pontificado del Obispo de Ávila, don Pedro González -1743, 1758- y según la propia cofradía en 1692, bajo el amparo del Santísimo Cristo de la Piedad y de la Virgen de la Misericordia. Y por cierto que el nombre de “la luz” podría significar la luz eterna que disfrutaran las personas que mueren en la fe cristiana.
La Hermandad de los Enterradores, que actuaba en los mismos casos que la de la Vera Cruz y la de Las Ánimas del Purgatorio –ajusticiamiento de reos- y que tenía por función enterrar a estas personas;¸a aquellas que quedasen abandonadas por guerras, epidemias, delitos, etc,; y sobre todo, a las monjas de clausura, recibió la aprobación de sus estatutos por el Consejo de Castilla y tiempo después por el mismo Rey de España, Fernando VII “el Deseado”. Esta cofradía, que realizaba su trabajo sin cobrar cantidad alguna, se constituyó por doce personas llegando en breve tiempo, a ser cuarenta –hoy supera el centenar- las cuales, para llevar a cabo su obra de misericordia, se constituyeron en turnos de cuatro por mes adelantándose uno o los que fuesen necesarios si los difuntos eran numerosos, cosa que ocurría en tiempos de epidemias u otras desgracias, pues cada turno no enterraba más de una persona por día.
En relación con esta Cofradía de enterradores se dice que los miembros de la misma mantuvieron duras discusiones y elevaron pleitos por el agravio que sufrían en relación con los hidalgos abulenses quienes por enterrar a uno de sus miembros –trabajo que realizaban doce de éstos- quedaban eximidos durante un año de pagar impuestos mientras que ellos desempeñaban permanentemente este trabajo en número de cuatro sin disfrutar por ello de ninguna exención.
En el interior del humilladero se encuentra un pequeño retablo con cinco pinturas recién restauradas y, en su cuerpo superior, un pequeño crucifijo, quizás del siglo XVI, tallado íntegramente en piedra, además, distribuidos por las paredes, se encuentran varias pinturas –San Antonio, la Virgen de la Misericordia, san Ambrosio…-, un relieve del Santo Rostro y, guardado en la sacristía, un féretro, magníficamente tapizado, destinado antaño a introducir en él durante el velatorio, el cuerpo de la monja se había de enterrar.
Y para terminar los estatutos aprobados en la última reunión de la asamblea general en 1993, fueron ratificados por el Obispo de Ávila, Antonio Cañizares, estableciendo entre otros, y como fines de la hermandad; Ejercitar la obra de misericordia de dar cristiana sepultura a las religiosas de clausura de los conventos y monasterios de la ciudad de Ávila que lo soliciten.

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