lunes, 8 de diciembre de 2008

LOS HUMILLADEROS EN AVILA.


ERMITA DE LA SANTA VERA CRUZ O DEL SANTO CRISTO DEL HUMILLADERO.

Esta ermita de la Santa Vera Cruz –verdadera cruz- llamada también del Santo Cristo del Humilladero o del Cristo de los Ajusticiados, está situada a tan solo unos metros al sureste del ábside de la Iglesia de San Vicente.
Cerca de este lugar existía a principios del siglo XVI, una pequeña capilla –seguramente un humilladero- en torno a la cual se constituyó en ese tiempo, a partir de otra hermandad ya existente, La Cofradía de la Santa Vera Cruz título que tuvo su origen en la creencia de que la hermandad poseía un trozo del madero en el que fue crucificado Jesucristo que por cierto, según la tradición cristiana, fue descubierto, al igual que el sepulcro del Salvador, por santa Elena, esposa de
Constancio Cloro y madre de Constantino “el Grande”.
Al ser insuficiente este local para acoger a todos los cofrades la hermandad consiguió en el convento de San Francisco, a través del padre fray Francisco de Peñafiel -guardián del mismo-, una capilla de las existentes en el recién construido claustro situando allí la San Cruz.
En 1548 la cofradía compro a la Iglesia de San Vicente un pequeño solar, existente frente a ella, levantando allí, entre esta fecha y 1550, el humilladero que hoy conocemos.
Terminado el humilladero la intención de la cofradía fue trasladar su sede desde San Francisco a este lugar pero tal cosa no pudo realizarse por surgir problemas con los curas de San Vicente quienes querían oficiar los actos religiosos de la hermandad, sustituyendo a los franciscanos, a lo que se negaron los cofrades de la Santa Vera Cruz. Por esta cuestión la hermandad interpuso un pleito que primero perdió por sentencia del obispado pero que terminó ganando, tras apelar a Roma, en el año 1594. Pese a esto el humilladero quedó durante siglos como la segunda capilla de la hermandad que siguió teniendo su sede en el Monasterio de San Francisco hasta que fue suprimido en los años de la francesada.
En 1540 la Vera Cruz, al igual que venían haciendo otras hermandades de Ávila, decidió ampliar su campo de acción religioso dirigiendo también su actividad a obras asistenciales de cariad cristiana, en especial hacia los condenados a muerte de las cárceles acompañando a estas personas durante sus últimas 24 horas de vida dándolas consuelo humano y auxilios espirituales. Cometido que concretamente consistía, en preparar una sala donde el condenado pudiera pasar dignamente las últimas horas de su vida, situación que se denominó “estar en capilla” , acompañado por algunos cofrades de la hermandad y de la imagen del Santísimo Cristo al cual, por este hecho, se le conoció popularmente como “el Cristo de los Ajusticiados”.
Muerto el reo los cofrades se encargaban de cumplir sus últimas voluntades, ayudar a sus familiares pidiendo limosna, e incluso darle sepultura si este era la voluntad del finado aunque este último cometido fue también realizado por las cofradías de Las Ánimas del Purgatorio, sita en la Iglesia de La Magdalena, y de los Enterradores del Cristo de la Luz
En 1842, por el peligro que la misma ermita sufrió, como consecuencia del nuevo trazado de la calle que junto a ella transcurre –hoy avenida de Portugal- la cual, al elevar su nivel, dejo semi sepultada –como hoy se ve- la facha sur donde antaño se encontraba la puerta principal del humilladero.
Y por ultimo decir que la situación de deterioro en que esta ermita se encontraba, en la década de los ochenta, hizo que la Junta de Castilla y León llevase a cabo unas reparaciones en ella que consistieron, entre otras cosas, en: la renovación de la cubierta; la apertura de la puerta oeste, por donde se accede a la capilla; la colocación de las rejas que protegen las puertas y ventanas; la iluminación del edificio; la instalación de la calefacción; y el traslado del Cristo de los Ajusticiados a la hornacina de la pared este para que pueda ser contemplado y venerado por todos los visitantes.

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